26 abril 2010

Sentencia de 'Alicia': Que le corten la cabeza a Timo Burton

LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS
 

Nota: 4
En la ciudad de Sant Boi de Llobregat, a veintiséis de abril de dos mil diez

Visto por este modesto espectador en los cines Can Castellet, Sala Primera, sesión de las 17 horas constituída para la proyección de 'Alicia en el país de las maravillas' del sr. Tim Burton, en el Tribunal de Mi Casa (TMC) se dicta la presente crítica en base a los siguientes cargos: 

PRIMERO.- Haber convertido la oda al absurdo de Lewis Carroll en un pastiche hiperdigital sin rumbo ni coherencia, secuestrado simultáneamente por las exigencias comerciales y por la necesidad del autor de dejar su huella irónica y oscura (como el mamífero que orina su territorio) hasta componer un Frankeinstein cinematográfico de difícil digestión. 

SEGUNDO.- Haber contratado a la srta. Mia Wasikowska en el papel de una Alicia entrada en años (tantos como veinte). Cierto que la espectadora de este mundo surrealista debía ser alguien de mirada inocente y perpleja, pero la intérprete australiana se nos antoja excesivamente insípida e impersonal, tanto más cuanto que pretenden mostrarnos a una joven introspectiva y atormentada por sus sueños. En cuanto al sr. Johnny Depp, este tribunal advierte que corre serio riesgo de hacerse lo que el derecho romano califica de cansinus en sus reiterativos papeles de loco entrañable. 

TERCERO.- El sr. Burton ha disuelto la rica complejidad de Wonderland, aún palpable en la versión de Disney, en favor de una lucha entre el bien y el mal convencional y palomitera hasta decir basta. Aquí asistimos a una guerra entre moros y cristianos sin saber quién la ha convocado ni cuál es su cometido (habrá que llamar al enemigo, como Gila), y las sugestivas partidas de póker y ajedrez del reverendo Carroll se ponen al servicio de una pirotecnia lineal y vacía, al más puro estilo del 'Señor de los Anillos' de Peter Jackson y de toda su progenie (neo)épica, y donde por supuesto no falta el monstruo final, ese Galimatazo robado de las páginas periféricas del libro, cuya aparición apoteósica se anuncia desde el minuto cero del metraje, para Gatillazo de los amantes de la intriga. 

CUARTO Y MÁS LAMENTABLE.- El acusado, conocido desde ahora como Timo Burton, podría haber pergeñado un producto épico estándar, incluso góticamente exacerbado, y tendría los papeles perfectamente en regla. Pero no. Con traición y alevosía, el célebre cineasta despeinado ha querido inyectar improcedentes dosis de parodia en su maltratada criatura, y así, vemos la genial caricatura de la Reina Roja (interpretada por Helena Bonham Carter), cabezona y furibunda, tan malograda como una perla en una salchichería, junto con su hilarante corte de falsos deformes que le traen cerdos para que acomode sus diminutos pies; todos estos apuntes irónicos parecen salidos de otra película (indudablemente mucho mejor). Este tribunal estima especialmente el talento de la sra. Bonham Carter y la descacharrante caracterización de la actriz, de modo que quedará exonerada de la sentencia a pesar de ser la esposa del acusado en la vida real (no se puede ser perfecto).

NEGANDO DE ANTEMANO   

cualquier acusación de prevaricación, ya que este modesto espectador acudía al cine con plena disposición a gozar de la susodicha obra de ¿arte? y además se cuenta entre los admiradores de la trayectoria de Tim Burton, aun creyendo que al brillante autor del 'Batman' de 1989 o de 'Mars attack!' le ha acaecido una suerte de infección cerebral de dólares, con forúnculos tan visibles y fétidos como  las recientes 'El Planeta de los Simios' o 'Big Fish'. Vistos los preceptos citados y demás de general y pertinente aplicación, 

FALLO

Que le corten la cabeza a Timo Burton (a ver si así recupera su antiguo riego sanguíneo). Así por esta  sentencia lo pronuncia, manda y firma este modesto espectador desde el Tribunal de Su Casa (TSC).


24 abril 2010

Mamá en blanco

Una madre sin rostro. ¿Cabe mayor pesadilla filial? No quisiera tirar de autobiografía onírica, pero uno de mis peores sueños infantiles era ir al encuentro de mi progenitora y encontrarla con el semblante, desfigurado, paralizado o contorsionado en forma diabólica. ¿No dicen los psicólogos infantiles que la voz y las facciones maternas son la primera referencia del bebé sobre el inhóspito mundo exterior? El pintor René Magritte ya nos dio cuenta de lo desasosegantes que pueden ser los caminantes sin rostro, con una piel yerma y desértica donde los más mínimos trazos de identidad brillan por su ausencia.

Por eso he pegado un brinco en la silla cuando he visto este anuncio del centro comercial L'Illa (Barcelona) donde se invita a los niños a "dibujar a su madre", algo que podría ser plausible y negociable, incluso simpático, si no fuera por la terribe imagen que ilustra la convocatoria: el busto de una mujer-maniquí en blanco y negro, que se dirige al espectador con la faz completamente borrada. Tan turbadora efigie bien podría anunciar un festival de cine de terror, o una novela de ciencia-ficción sobre androides inacabados o madres robóticas a las que hay que programar ex nihilo, desde cero. Todo menos un candoroso taller infantil.

Aun así, "confiemos que no será verdad nada de lo que sabemos" (Machado) y que los pequeñuelos carezcan de toda noción de iconografía psicoanalítica. De no ser así, la tarde en el centro comercial se puede convertir en un trauma, éste sí, imborrable. 


Joan Pau Inarejos, 24 abril 2010

19 abril 2010

'Cinco minutos de gloria': el hombre contra el hombre


LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS
 

Nota: 6,5
Ni discursos, ni tramas chispeantes, ni dramas encendidos: esta película no ambiciona ninguna gran puesta en escena sobre el doloroso conflicto del Ulster, sino que pone la lupa sobre el sordo rencor y remordimiento entre dos hombres concretos, puestos frente a frente tras un crimen fundacional.

El director Oliver Hirschbiegel nos conduce con elegante realismo por las bambalinas del asesinato, desde los temblores juveniles del joven comando armado hasta los brutales disparos a través del cristal, pasando por la desesperante tensión de los controles militares y de cierto niño que se dedica a chutar la pelota contra la pared hasta conseguir su récord, así anochezca.

Pasadas las décadas, el asesino intentará reconciliarse con el hermano de su víctima bajo el palio de un reality show supuestamente bienintencionado (buen dardo a la televisión y a la política-espectáculo), y a partir de ahí se desatarán los oscuros fantasmas interiores. ¿Cómo perdonar al criminal? ¿Cómo mirar a los ojos al hombre del pasamontañas? ¿Cómo pasar página sin traicionar a los muertos? Interrogantes de penosa proximidad en la España castigada por el terrorismo etarra, y que aquí encarna magníficamente el actor norirlandés James Nesbitt, en su papel de hermano huérfano por el dolor y los reproches maternos, de alma mutilada y neuróticos cigarros entre los dedos.

Liam Nesson pone el contrapunto: en una estampa infrecuente, aquí el verdugo es el hombre cabal y arrepentido, el que anda con prestancia y alza la bandera de la virtud para reparar el daño cometido, frente a un Nesbitt animalizado por el rencor, que no duda en buscar el escenario propicio para la venganza (para sus "cinco minutos de gloria"), a puñetazo limpio y a grito pelado, dispuesto a morir matando si es preciso para liberarse de su enfermedad de odio.

A 'Cinco minutos de gloria' le sobran monólogos redundantes (donde las andanzas físicas de las personajes hablarían por si mismas), y el relato del reencuentro discurre con meandros tediosos y resecos, sin mantener nunca la tensión y la garra conseguida en la escena del pecado original. Quizá no es una gran película, pero, en su fealdad de colores terrosos, se atreve a cerrar el foco para filmar simplemente la guerra cainita del hombre contra el hombre, una guerra subterránea, de antigüedad bíblica, que no figura en los libros de historia ni en las actas políticas. Francisco de Goya lo comprendió lúcidamente cuando pintó a dos hombres moliéndose a palos en medio de un descampado.



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12 abril 2010

Del jardín al jardín

cortinas
ALAIN BESANÇON
 "La Biblia hace recorrer al hombre un itinerario desde el Edén hasta la Jerusalén celestial; en el Corán, el hombre regresa al jardín"

El ascetismo es ajeno al espíritu del Islam. La civilización islámica es una civilización de la bona vita. Ofrece placeres variados y permitidos en el orden de los sentidos. Existe un carpe diem musulmán, una felicidad musulmana que a menudo ha fascinado a los cristianos, así como han sentido nostalgia por el mundo antiguo.

La predestinación, tal como la comprende el Islam, no está alejada del sentimiento antiguo del fatum. Y, naturalmente, el musulmán atribuye esas bendiciones a la perfección de su Ley. Ésta es moderada, se adapta mejor a la naturaleza humana que el cristianismo, es más flexible que la judía. Dicha moderación, llamada 'facilitación de la religión', opera a su favor y vuelve aun más inexcusable el hecho de no creer en ella. No hay pecado original ni infierno eterno para el creyente.

Algunos se mofan, a veces, del paraíso musulmán. Es un error. Sin duda, éste no es, como el paraíso judío y cristiano, una visión de Dios y una participación en la vida divina. En el más allá, Dios se mantiene separado e inaccesible. Pero el hombre encuentra allí, con el perdón y la paz, la "satisfacción". La Biblia hace recorrer al hombre un itinerario que comienza en un jardín, el Edén, y termina en una ciudad, la Jerusalén celestial. En el Corán, el hombre regresa al jardín. Las mitologías antiguas nos ofrecen las mismas imágenes de banquetes ideales donde circulan las copas, los efebos, las jóvenes vírgenes, en un mismo clima de gozo y satisfacción de los deseos (...).

Para las almas menos exigentes, está permitido, siempre que se respete la Ley y se realice una leve práctica de los "cinco pilares" del islamismo, llevar una vida religiosa perfectamente superficial y, no obstante, perfectamente lícita y suficiente. Ésta es una gran ventaja sobre las dos religiones bíblicas que reclaman, en principio, más escrúpulos e interioridad. La estabilidad de esta religión superficial y legal presenta algún parecido con la religión antigua, constituida por ritos que acompañaban el sentido natural y espontáneo de lo divino.

ALAIN BESANÇON, (2004) DEL PRÓLOGO DE JACQUES ELLUL, 'ISLAMISMO Y JUDEOCRISTIANISMO'



Los pájaros 

pájaros
No hay que limitar esta presencia de Dios al hombre, pues él está presente hasta en su más mínima criatura y es un testigo para toda su creación. Considero que un pasaje que da maravillosamente cuenta de esto es el famoso texto sobre el "pájaro", que por lo general está traducido con un contrasentido: en Mateo 10,29, Jesús, para decirles a sus discípulos que dejen de temer, de tener miedo, les recuerda lo que dijo acerca de los pequeños pájaros de los campos: "¿No se venden dos pajaritos por un as? Sin embargo, ni uno de ellos cae en tierra sin vuestro Padre" (a menudo se ha traducido por "la voluntad de vuestro padre", lo cual no se encuentra en griego y cambia todo el sentido: con ese añadido, significa que los pájaros mueren por la voluntad del Padre). En el texto, significa algo muy diferente: ni siquiera un gorrión cae al suelo sin la presencia, sin la compañía del Padre; nunca morimos solos.

JACQUES ELLUL, 'ISLAMISMO Y JUDEOCRISTIANISMO' (TEXTO: LOS TRES PILARES DEL CONFORMISMO')

07 abril 2010

Hem guanyat. I ara què?

campball

VICENÇ VILLATORO
 "De vegades els exèrcits vencedors no estan alegres quan tornen a casa"

[El moment: una expedició de culés torna de París en tren després de la històrica victòria de la final de la Champions l'any 2006...]. El tren ha travessat la frontera a mig matí i ells han penjat les banderes a la finestra de guillotina, han apujat les lliteres per poder xerrar en rotllana als seients entapissats i s'han abocat a estones al passadís o a la finestra del compartiment per mirar enfora i per saludar els pobles somrients per pon passava la comitiva. De vegades els exèrcits vencedors no estan alegres quan tornen a casa. Després de l'excitació de la batalla, no se saben avenir a les regles de la pau i al tedi de cada dia i enyoren el temps en què les coses es resolien en un instant, per bé o per mal, a cops de violència i d'atzar. L'Odissea, de fet, va d'això. Els herois no sempre tenen ganes de tornar i s'entretenen pel camí, amb qualsevol excusa.

- Tornar sempre és una derrota. La victòria és anar-se'n i no tornar mai més, anar sempre endavant, no passar mai una altra vegada pel mateix camí -proclama, emfàtic, en Ramon, que hauria de passar aquesta tarda mateix per la feina, a una hora o altra.

- No és problema. Aquest tros del camí el vam fer a les fosques, de pujada -se'n riu l'Oriol.

VICENÇ VILLATORO, 'TENIM UN NOM' (PLANETA, PREMI RAMON LLULL, 2010)
duc adormit
encontre


06 abril 2010

'Lourdes': milagro minimalista


LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS
 

Nota: 8
Con el concurso de la Virgen o sin él, esta película consigue un pequeño milagro: acercarse a lo sagrado (o a la sociología de lo sacro, para ser más exactos) sin caer en el Escila de la ciega beatitud ni en el Caribdis de la sátira o la ridiculización. Con un temple admirable, como el acróbata que camina por la cuerda floja, la austríaca Jessica Laussner nos mete en el archifamoso santuario mariano del Pirineo francés para que asistamos a una insólita curación. 

¿Milagro? ¿Suceso fortuito? No importa aquí dilucidar el enigma, ni escuchar discursos de autor, sino asomarse al retablo humano, matizado y veraz, que rodea a la peregrina afortunada. Por este microcosmos humano desfilan una paralítica vagamente agnóstica, una novicia perezosa y descreída, más pendiente de las miradas de un hombre que de su rigurosa misión; una superiora estricta y abnegada, que vigila cualquier exceso; unas peregrinas chismosas y roídas por la envidia, o una anciana de ojera hipertrofiada que es un monumento a la ancianidad triste, pasiva y solitaria.

Las procesiones, los rezos, las inmersiones en las piscinas, las miríadas nocturnas de cirios, la sempiterna efigie de la virgen blanquiazul, la fiesta de fin de peregrinación plagada de globos y música hortera; todo está rodado sin la más mínima solemnidad, con un naturalismo honesto y paciente, sólo barnizado por las íntimas notas del Ave Maria de Schubert, que siempre nos transporta a secretos recovecos del alma, aunque no sepamos cuáles.

'Lourdes' nos regala un montaje inteligente y silencioso, pequeños planos de oro, diálogos escuetos que flotan sobre el fondo sacro en su aparente absurdidad ("Mira la Virgen; ¿la ves? ¿es guapa, no? Ella nos mira") y unas interpretaciones soberbias en su extrema síntesis y contención. No es de extrañar que haya recibido el aplauso unánime de creyentes y ateos, porque ante este pedazo palpitante de realidad se puede exclamar lúcidamente que "El infierno son los otros" (Jean-Paul Sartre) o musitar místicamente que "La rosa no tiene un porqué" (Angelus Silesius). 

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'El mal ajeno': gazapo metafísico


LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS
 

Nota: 4
Los artistas y los directores tienen carta blanca para hacer excursiones al cielo y a la cuarta dimensión. Nada que objetar, siempre que lo hagan con credibilidad, y eso es lo que falla estrepitosamente en 'El mal ajeno', una historia hospitalaria que parte de un concepto sugestivo -el don de curar como un regalo a la vez benefactor y doloroso- pero que se pierde en personajes de cartón-piedra, reciclajes estilísticos y pesadas ínfulas trascendentes. Lo que viene siendo un invento fallido.

Las dudas empiezan por el mismo protagonista, interpretado por Eduardo Noriega, un hombre que debe aparecer como médico taciturno, como padre sufrido y como curandero accidental, pero que no convence en ninguno de sus roles, atascado en una pose blanda y voluntariosa. Los gazapos de casting siguen en la hija del médico: Clara Lago sencillamente no pega ni con cola en su papel de adolescente rebelde (¿no podrían poner a alguien más joven?), mientras que Cristina Plazas defiende noblemente su papel de madre, aunque tampoco cuela lo más mínimo como ex mujer de Noriega. Visto lo visto, y sin ánimo de ofender, cabe preguntarse si esto lo ha producido Amenábar o Belén Esteban. (Suerte que por ahí anda otra Belén, la Rueda, que pone un poco de pegamento en el estropicio general).

No negaremos que el director Oskar Santos sabe crear envolventes atmósferas, al estilo de M. Night Shyamalan ('El sexto sentido') o del mismo Alejandro Amenábar, pero el guión y los diálogos flaquean de cabo a rabo, con una acción ralentizada hasta el desespero, donde supuestamente (?) debemos empaparnos de un profundo misticismo New Age, una fábula humanista que se revela carente  de verdadera pulpa emocional y dramática. 

En definitiva, tras sus ampulsas intenciones, y haciendo honor a su título, 'El mal ajeno' apenas aporta nada propio; más bien se  presenta como un amorfo cruce transgénico de 'Urgencias' y 'Expediente X', y tiene el mismo sabor  tedioso y chasmuscado de las pizzas resucitadas en el microondas. La verdad está ahí dentro.

03 abril 2010

'Cómo entrenar a tu dragón' o cómo DreamWorks finalmente hace honor a su nombre



LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS
 

Nota: 7,5
'DreamWorks' significa algo parecido a 'Factoría de sueños' pero la compañía de Steven Spielberg raras veces había ejercido como tal: desde el ogro Shrek y toda su progenie, la compañía de animación se había ido especializando en productos irónicos y sobreexcitados, más preocupados por lanzar guiños constantes a los adultos que por bastir una historia eficaz y emocionante, en una obsesión paródica que ha generado bodrios tan infumables como 'El espantatiburones' o 'Bee movie'.

Cierto que los magos de la Pixar siguen siendo insuperables en su maravillosa simplicidad y empatía (véanse las recientes 'Up' o 'Wall-E'), pero hoy debemos celebrar que los aprendices de DreamWorks han recapacitado a tiempo (¿les habrá caído una manzana en la cabeza? ¿un eureka en la bañera?) y han comprendido lo que significa fabricar un sueño: aun con sus defectos, 'Cómo entrenar a tu dragón' logra transportarnos a las alturas de la diversión y tiene la textura sedosa y colorista de los cuentos de toda la vida.

Con gafas o sin ellas, esta fábula sobre vikingos enfrentados a los dragones luce una factura técnica sencillamente deslumbrante, desde el rostro matizadísimo de Hipo, el joven protagonista (¡por fin una cara humana convincente en el cine digital!), hasta las alucinantes expediciones por mar y cielo y ese montaje virtuoso y complejo -digno de las mejores películas de acción-, sin olvidar la piel brillante y oscura de Desdentado, un entrañable monstruo-mascota, a la vez perruno y reptil, que parece un cruce genético de E.T., los totoros japoneses y el endiablado alienígena de 'Lilo&Stich' (de los mismos directores).

Sí: la DreamWorks ha conseguido destilar humanidad y ternura, y ahí está la fantástica escena donde Hipo y Desdentado se conocen y se temen, se observan con extrañeza y se retan con juegos mutuos, en un pasaje mudo y sosegado donde las palabras ni están ni se las necesitan. La historia de fondo ya la sabemos: los monstruos no son tan malos, el lobo no es tan fiero como lo pintan, y un joven miembro de la comunidad lo demostrará transgrediendo las normas y metiendo la mano en las fauces si es preciso. La novedad es que por fin se han creído una historia y se han esmerado en hechizarnos en cada uno de sus planos.

Si además de todo esto 'Cómo entrenar a tu dragón' no tuviera una sucesión cargante de diálogos presuntamente graciosos y tampoco exhibiera incomprensibles personajes parecidos a muñecos de videojuego (como la joven Astrid), entonces ya sería para ponerse el casco y bendecir a Thor. Pero nos quedamos en un modesto aleluya.